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  • Foto del escritorCarlos Cruz

El Tapón del Darién

Actualizado: 7 jul 2019

Redescubriendo Panamá


El Tapón


El Parque Nacional Darién, conocido también como El Tapón del Darién, está situado en la Provincia de ese mismo nombre (Darién), tiene una extensión de 5,790 Km2, lo que lo convierte en el parque más grande de Panamá. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1981 y Reserva de Biósfera en 1983; es también el área protegida más grande de Centro América y El Caribe. Este antecedente nos da una idea clara de su importancia, no sólo para nuestro país, pero también para la región centroamericana y para el planeta mismo.


Darién se ganó el apodo de “El Tapón” por ser un área de inmensa vegetación y casi inaccesible y porque allí es el único punto en el Continente Americano en donde se corta la vía Panamericana. Es decir, no hay un paso terrestre formalmente establecido entre Panamá y Colombia.


Aunque puedes llegar en auto a varias poblaciones que están a lo largo de la carretera, la vía más común de transporte es la acuática. Casi que es mejor tener una piragua, que tener un carro, si vives en Darién.


Añoranza


Ya había estado en Darién muchas veces, pero la última vez que fui, fue hace diez años atrás. En ese entonces trabajaba para el SINAPROC y me tocaba ir para prestar apoyo a la población por alguna emergencia o para impartir capacitación en las comunidades para prepararlos para responder a emergencias (generalmente inundaciones). Esa fue otra época de mi vida, de la cual aprendí mucho, pero en ese entonces no viajaba con mi cámara.


Después de diez años, añoraba volver a esta bella y singular provincia, pero ahora en otro contexto. Me dio gusto ver que ha habido avances, como que Metetí y Yaviza ahora se ven distintos, hay más comercios, la infraestructura es diferente y la carretera en este tramo es como nunca la habría soñado (en buen estado). Pero otra historia sería hablar del tramo de Tortí a Metetí.


Historias de un Águila Harpía


Bien, ahora ¿Por qué fuimos al Darién? A una provincia que no es precisamente la que mayor afluencia turística tenga en nuestro país, pero que realmente tiene el potencial para desarrollar un tipo de turismo para los que nos gusta una verdadera conexión con la naturaleza. Entonces, la razón de ir a Darién fue para ver y fotografiar a un Águila Harpía en su hábitat natural, cuyo nombre es Tagua. Los organizadores de la gira fueron nuestros amigos de la Fundación Naturaleza y Ciencia 507 (NatyCiencia507), pero también contamos con la asistencia de ANCON, ya que la tierra en donde se encuentra el nido de Tagua pertenece a una reserva forestal privada que es propiedad de ANCON.

Entonces, el nido de Tagua se encuentra en esta reserva pero en medio de la selva, por lo que no es tan fácil llegar, pero con un poco de esfuerzo se logra. Las Fundaciones NatyCiencia507 y ANCON, han llegado a un acuerdo de colaboración con la comunidad de Pijibasal (pueblo Emberá) para que se encarguen de monitorear a Tagua y servir de guías para los turistas y aventureros que quieren ir a conocer a esta harpía de 8 meses de nacida. Nos contaron que personas de diferentes partes del mundo han viajado al Darién a conocer a Tagua, incluso exploradores de National Geographic fueron a documentar la presencia de esta hermosa ave, que cada día se vuelve más famosa.


El Trip


En una parada técnica a orillas del Bayano.
Yo, Pich, Alejandro y Jorge

Salimos de Panamá el viernes 28 de junio en dirección a Metetí, que sería nuestro punto de encuentro con los demás aventureros. En nuestro grupo íbamos Jorge, Alejandro, Pich y yo (Carlos) y tenemos en común que todos amamos el arte de la Fotografía. Los demás compañeros de viaje nos llamaban “los fotógrafos”, jajaja. Como buenos fotógrafos, nuestra travesía no podía ser la más expedita posible, ya que era casi una obligación detenernos a hacer o hacernos fotos en lugares que nos parecieran interesantes.


Nuestra primera parada fue en Tortí de Chepo, donde en realidad nos detuvimos a almorzar en un hotel/restaurante de la localidad que tiene un bebedero de colibrís, donde nos dimos gusto haciendo fotos de estas fascinantes aves. Por cierto, no quiero demeritar el almuerzo, estuvo muy bueno y a buen precio, pero creo que nuestro interés estuvo más enfocado en hacer fotos de los colibrís. Más adelante en el camino nos detuvimos varias veces a un lado de la carretera a hacer fotos, hasta que llegamos a Metetí. Llegando allí, entramos por un camino de tierra que lleva hasta el Puerto Limón y en el camino había muchas aves, así que también aprovechamos para seguir haciendo fotos. Como podrán leer, no habíamos llegado a nuestro destino de ese día (Yaviza) y ya veníamos haciendo muchas fotos. Para la hora de la cena ya estábamos todo el grupo en Metetí y fuimos a cenar juntos en un restaurante de la localidad y la comida también estuvo buena. Luego de la cena nos dirigimos a Yaviza y por fin pudimos descansar en un hotel de la localidad.


Estas son las fotos que hice en Tortí.


A la mañana siguiente, luego de tomar el desayuno, nos dispusimos a emprender el viaje de Yaviza hacia El Real de Santa María. Para ello, nos fuimos en una piragua grande, donde íbamos todos con nuestro equipaje y equipos fotográficos.


En el río


Luego de un fabuloso viaje por el río Chucunaque y el Tuira, llegamos a El Real, donde nos esperaban con un par de vehículos 4x4 que nos llevarían hacia la comunidad de Pijibasal. De hecho, el pick up nos dejó en la entrada de la comunidad (en una “Y”), en donde realmente empezó el trip hacia el nido de Tagua.


Aquí nos separábamos en la Y para ir al nido

Allí tomamos nuestros equipos, mientras el carro se llevaba el equipaje y la comida a la comunidad. En ese momento eran cerca de las 11:00 am y nos tomó cerca de una hora y media llegar al nido (probablemente un poco más). El sendero principal es bastante amplio, las autoridades lo utilizan para transitar en four wheel, así que era bastante fácil de recorrer, hasta que llegamos a un punto donde debíamos salir del camino principal y entrar por una trocha en medio de la selva. Aquí, se puso un poco más serio el trip y había que subir y bajar unas pequeñas colinas, pero con el equipo en la espalda se hacía más pesada la travesía. ¡Pero! Cuando llegamos al punto de observación, a unos metros de distancia del nido, por fin sentimos que valía la pena haber hecho todo el recorrido y haber cargado todo ese peso. Casi inmediatamente localizamos a Tagua en la copa de un árbol, no en su nido, pero su ubicación era ideal para hacerle todas las fotos que quisiéramos, y así lo hicimos.


Con nuestros juguetes en el nido

Para darles una idea (para los fotógrafos), Jorge llevaba un objetivo Sigma de 150 – 600 mm; Alejando llevaba su Nikon 500 mm; Pich, su Sony 70 – 200 mm con un extender 2.0; y yo, un Canon 100 – 400 con un extender 2.0, lo que me daba hasta 800 mm. De una vez salieron a relucir los trípodes, cámaras y lentes largos, la emoción y ansiedad era mucha, queríamos hacer todas las fotos posibles antes que Tagua decidiera moverse o saltar a otro árbol. Tagua, al tener a penas 8 meses, aún no es capaz de volar largas distancias, ni de cazar su propio alimento, así que depende de sus padres para alimentarse. En este punto, Tagua sólo se traslada de un árbol a otro, pero siempre cerca del nido. Luego de casi una hora de estar allí, llegó uno de los chicos de la comunidad con un motete en la espalda, cargado de comida y en las manos llevaba unos garrafones plásticos con chicha de limón… había llegado nuestro almuerzo. Comimos en medio de la selva y seguimos haciendo fotos por un rato más, hasta que decidimos que debíamos salir del lugar para ir a visitar un segundo nido, pero ahora de un águila crestada de dos meses de nacida. Pich y yo decidimos no llegar hasta la segunda ave y en vez de eso, nos quedamos en un río cercano tomando un refrescante baño. Resulta que fue la mejor decisión porque no encontraron rastro del águila crestada en el nido, lo cual en realidad es preocupante.


Tagua modelando para las cámaras


A eso de las 4:00 pm emprendimos el regreso hacia Pijibasal y creo que sentimos el camino más largo que cuando fuimos. Algunos estábamos más agotados que otros, pero había que seguir caminando y cuando por fin llegamos, decidimos irnos todos al río (agua fría) a darnos un chapuzón. Pues, fue otra sabia decisión porque eso nos ayudó a relajar los músculos, así que después de ese baño no sentimos tanto el cansancio.



La cena nos la hicieron en la comunidad, que por supuesto estaba deliciosa. En Pijibasal hay un área de comedor, hay dormitorio para los turistas, baño higiénico con tanque de agua y buena atención. Ya en la noche, cada uno tomó su cama (se acondicionó un tambo con camas con colchón y mosquitero) y preparó su área. Luego de una buena conversa y de tomar algunos refrescos, cada quien fue buscando su cama, pero ya se veía que se avecinaba un aguacero. Entre las 9:00 y 10:00 de la noche cayó un súper rayo como a 500 metros (creo yo) de la comunidad y fue el inicio de un súper aguacero, un verdadero diluvio. A lo lejos se escuchaba un ruido, como de un animal quejándose, yo no estaba seguro qué era, hasta que alguien dijo: “esos son los sapos de monte”. De pronto el agua empezó a entrar entre las pencas del techo de nuestro tambo, la lluvia era intensa, varios tuvieron que mover sus camas para no mojarse y el aguacero duró casi toda la madrugada. Debo decir que a mi me gustó que lloviera porque eso refrescó el ambiente, de hecho hacía frío en la madrugada.


Como el lunes era libre (1° de julio), algunos habían organizado para quedarse todo el domingo y volver el lunes en la mañana. Ellos, después de desayunar se fueron nuevamente a hacer fotos a Tagua y lograron hacer unas fotos espectaculares, pues llegó la mamá de Tagua. En mi caso (y varios otros), nos devolvimos el domingo en la mañana a Panamá, el viaje ahora fue en dirección contraria pero hicimos el mismo recorrido. En nuestro regreso de Pijibasal a El Real encontramos árboles en la vía y las quebradas y ríos estában crecidos por la lluvia de la noche anterior. Tuvimos que pasar nuestro auto sobre un árbol caído, pero gracias al trabajo en equipo fue posible hacerlo sin demoras ni lesiones.


Aquí cuando pasamos el árbol caído. Las dos primeras fotos fueron tomadas por Karla de NatyCiencia 507.


Bueno, así termina el relato de nuestro trip y confirmo que fue una súper experiencia que repetiría en cualquier momento. No pierdas la oportunidad de ir a nuevos sitios de Panamá, disfruta y cuida la naturaleza y comparte tus experiencias para que otros se animen.

Gracias a Karla de NatyCiencia507, a Yolani de ANCON y a todos los aventureros y aventureras que nos acompañaron por disfrutar con nosotros.


De izquierda a derecha en la parte de arriba estamos: yo, Alejandro, Karla, Yamy, Pich, Alejandra (e hijo), Rafael y Anayansi. Abajo, de izquierda a derecha: Yolani, Jorge y Alfredo.
Despedida de Pijibasal

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Gracias!


Carlos Cruz

@carloscruzfotografiapty

info@renascentphotographyarts.com

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